Begoña es cuestión de Estado,
¡luz de donde el sol la toma!
y en asunto tan sagrado,
su marido enamorado
no admite ninguna broma.
Que lo sepa la Argentina:
no es que simplemente sea
pura como Dulcinea...
¡Es que es criselefantina,
como Palas Atenea!
Como primera medida,
tras la ofensa cometida,
cerraremos la embajada.
Y si no hay otra salida,
les mandamos a la Armada.
Así vais a comprender,
machistas del extranjero,
que, en España, a una mujer
no se la puede ofender,
(siendo la de Caracuero)
¡luz de donde el sol la toma!
y en asunto tan sagrado,
su marido enamorado
no admite ninguna broma.
Que lo sepa la Argentina:
no es que simplemente sea
pura como Dulcinea...
¡Es que es criselefantina,
como Palas Atenea!
Como primera medida,
tras la ofensa cometida,
cerraremos la embajada.
Y si no hay otra salida,
les mandamos a la Armada.
Así vais a comprender,
machistas del extranjero,
que, en España, a una mujer
no se la puede ofender,
(siendo la de Caracuero)
ROMANCE DEL TESTIGO
ResponderEliminarpor Monsieur de Sans-Foy
Así hablaba Pedro Sánchez
en su torre de Moncloa,
condolido por la suerte
de su cónyuge, Begoña:
¡Malas puñalás te den,
juez Peinado, peina monas,
que introduces el hocico
en las faldas de mi esposa!
Y malhayan los plumillas
de la prensa más retrógrada,
que se ceban como puercos
en tan íntimas historias...
Paseábase don Pedro,
en gayumbos y a la sombra,
(porque agora, en los Madriles,
donde pega el sol, te torras)
cuando le llegaron nuevas
de que el sátrapa con toga,
ese imbécil que obedece
a los de las dos gaviotas,
ha llamado a declarar
de testigo ¡a su persona!
¡A mí, guardia pretoriana
de asesores y asesoras!
¡Que vengan Conde Pumpido
y Dolores, la Garzona!
¡Que Oscar Puente se descuelgue
y Bolaños, en su escoba,
traiga al Fiscal General
de la cueva en la que mora!
Y allí queda, dando gritos,
que hasta los bonsais se doblan,
porque saben lo que pasa
cuando se levanta bronca.