Es una expresión que conocemos todos y usamos muchos.
Quién no recuerda a Federico Trillo, cuando se vio obligado a anunciar una votación sobre la "Rubrica de la disposición transitoria segunda: se suprime la referencia a las tarifas de conexión para desarrollar el contenido resultante de la tramitación previa en el Congreso de los Diputados. Por último, también por razones de técnica legislativa, una disposición derogatoria que prevé expresamente la abrogación del Real Decreto Ley del que trajo origen este Decreto Ley".
Pues eso: -"¡Manda huevos!".
Lo curioso del caso es que, aunque todos creemos entender su significado, no está claro que esos "huevos" sean de gallina o de otra naturaleza más o menos esférica.
Ando ahora entreteniéndome con el Cantar del Mío Cid. Allí me he topado a menudo con la palabra "huebos".
Así, los judíos Rachel y Vidas le explican al héroe que "nos huebos avemos en todo de ganar algo".
El propio Cid reclama "dadme çiento treinta cavalleros pora huebos de lidiar".
Explorando las simas de mi ignorancia he descubierto que ese "huebos" viene del latín "opus", que pervivió en la expresión "opus est" como equivalente a "necesidad".
Hay quien afirma que existió un "manda huebos" -equivalente a "necesidad obliga"- que ha derivado por homofonía en esta expresión desabrida y chulesca.
Conviene recordar que, en esto de la etimología, la explicación más entretenida no suele ser verdadera.
En cualquier caso, Trillo tenía razón: con uve o con be, manda huevos.