El vulgo ignorante piensa que los sincebollistas odiamos la cebolla, y no es así. En absoluto. Las cebollas son como las chinchetas: sólo son odiosas cuando están donde no deben.
Para muestra, esto que escribí en su día:
Mis convicciones son firmes, mis abdominales no tanto.
Ya era hora, mesié, de que se volviera a prodigar en este blog. Bien hallado.
ResponderEliminarGracias. Nunca está muerto del todo, aunque estoy más en "Equis".
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