El megayate ecológico y sostenible. No se me ocurre mejor metáfora del pijoecologismo que se ha convertido en religión oficial de Occidente.
Ahí están esos programas de La 2 de TVE, en los que un matrimonio alternativo se construye en mitad del bosque un casoplón tipo Star Trek (eso sí: de madera reciclada) donde puedes tomar un té calentado con energía geotérmica mientras contemplas el atardecer sobre el fiordo.
Occidente se ha embarcado en una narrativa de cuento de hadas, en la que existe un ogro industrial que empuerca el aire a mala leche. Hay hasta una princesa de cuento: la niña Greta, que es casi el único rostro visible de esta historia, porque nunca hemos visto la cara al flautista de Hamelín que nos encandila, desde todos los medios habidos y por haber, para que le sigamos al nuevo mundo anticapitalista y chupiguay, en el que, por lo visto, no nos van a faltar ni los yates.
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